!!Comenzamos por fin el nuevo curso 2016-17¡¡. Esperemos buenos augurios para todos, es decir, que la suerte nos sea propicia, que aprobemos todas las asignaturas, que hagamos nuevos amigos, etc, etc, etc,....aunque ya sabemos que sin esfuerzo nada se consigue.
Precisamente hoy para comenzar quería hablaros del significado de la expresión tener "buenos augurios". ¿De dónde vienen los "augurios"?. Como casi todo en nuestra cultura procede de la época clásica, del mundo greco- romano, del que somos hijos. La palabra augurio procede precisamente del latín: "augurium". Los romanos, como los griegos, recurrían a sueños, oráculos y videntes para conocer el futuro. Llegaron a crear toda una burocracia (funcionarios) dedicada a estos fines, en bien del Estado. Todo este sistema lo heredaron de los etruscos. Tras la conquista de Etruria (s. V a. C.) los romanos asimilaron todo un complejo sistema adivinatorio, basado en el mito de Tages.
El mito de Tages
en un campo cercano a Tarquinia apareció de un trozo de tierra, bajo un arado, un niño prodigio llamado Tages. El niño tenía cara de viejo. Un labrador lo vio y corrió a contar el hallazgo. Ante una multitud de vecinos el niño-anciano expuso varios misterios, entre ellos los secretos de la adivinación, y los escribas etruscos los anotaron fielmente para que no se perdiera ese conocimiento. Acto seguido el niño desapareció y no se volvió a saber nada más de él. Este dios etrusco fue asimilado por los romanos y estos distinguieron entre los auspicia que eran los mensajes del mundo natural que debían de ser descifrados y los prodigia, fenómenos extraordinarios que indicaban que algún dios estaba irritado y debía de ser apaciguado.
Los auspicios
Los auspicios más destacados eran las señales que aparecían en el cielo, como rayos, tormentas o comportamiento de los pájaros. Los augures profesionales eran los encargados de interpretar estas señales. Cuando empezó la República había solamente tres o cuatro pero en época de Julio César su número había aumentado a dieciséis. Llevaban unas togas muy llamativas, con rayas escarlatas ribeteadas de púrpura. Además, eran altos funcionarios del Estado. Es por ello que tenían gran poder: antes de tomar una decisión importante se acudía a ellos y si declaraban malos augures, cualquier acontecimiento que se iba a celebrar se suspendía.
Era en un recinto sagrado, el santuario o templum donde estos auríspices llevaban a cabo sus tareas de adivinación sagrada. Una de las profecías más famosas fue la de la muerte de César. Fue el auríspice Spurina el que advirtió a Julio César antes de su asesinato en los Idus de Marzo del año 44 a.C. Poco antes de ese día Spurina examinó el hígado de un toro sacrificado viendo grandes deformaciones, lo que le hizo pensar que alguna tragedia importante se avecinaba. Malos presagios se cernían sobre Roma: en el Foro entraron unas aves salvajes y en el cielo se había visto una lucha feroz entre animales. Sin embargo, como sabemos, César no hizo caso y murió asesinado en las escaleras del Senado.
Además de estos "augurios" oficiales, por decirlo de alguna manera, también podemos decir de los romanos que veían señales en cualquier mínimo suceso cotidiano, como en tropezar, estornudar, derramar sal...aspectos que no han cambiado mucho tras 2000 años de historia.
-https://rincondelpasado.wordpress.com/2016/09/05/los-augurios-romanos/
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