jueves, 11 de junio de 2009

LOS IMPERIOS COLONIALES. EL IMPERIO BRITÁNICO

Fue el más extenso de todos, comenzó a formarse en el siglo XVIII, pero alcanzó la madurez durante el largo reinado de Victoria (1837-1901), impulsado por la acción de sus ministros Disraeli y Chamberlain. Hasta entonces había controlado fundamentalmente territorios costeros o islas con claras aspiraciones comerciales o estratégicas. Algunos de ellos habían pertenecido a Francia, Holanda o España: El Cabo en el Sur de África, la isla de Ceilán en el Índico, Malta y Corfú en el Mediterráneo, Gibraltar y Santa Elena en el Atlántico, etc. La derrota de Napoleón reforzó su posición dominante.
Victoria de Hanóver, (Londres, 24 de mayo de 1819 - Isla de Wight, 22 de enero de 1901). Ampliar imagen
Victoria I
Arthur Neville Chamberlain (Birmingham, 18 de marzo de 1869 - Heckfield, 9 de noviembre de 1940). Ampliar imagen
Joseph Chamberlain
Sus dominios se extendían por los cinco continentes:
Asia
La constitución del imperio británico en Asia fue temprana, en 1885 ya se ha completado. La India fue sin duda el dominio más importante. Se trataba de una colonia de explotación administrada desde 1777 por la Compañía de las Indias Orientales. Se convirtió en la principal suministradora de materias primas (algodón, yute, té, etc.). Constituida en el eje del imperio, la construcción del canal del Suez agilizó de manera notable las relaciones con la metrópoli. Para mantenerla protegida de los territorios coloniales de otras potencias Gran Bretaña creó en torno a ella una serie de estados tapón, como Beluchistán (en el actual Pakistán) o Afganistán.
A raíz de la sublevación de los cipayos, soldados indios al servicio de Gran Bretaña, la Corona tomó directamente el gobierno de la India que había estado dirigido por la citada Cía. de las Indias Orientales.
Otras áreas de dominio británico en Asia fueron Malaca y Singapur; ésta se convirtió en un punto estratégico en las rutas marítimas. Birmania, que había constituído un protectorado semiindependiente fue anexionada en 1885, lo que supuso la creación de una vía terrestre hacia China.
En China, que conservó nominalmente la independencia, amplíó su influencia tras el tratado de Nankín (1842) que puso fin a la Guerra del Opio. A partir de entonces China se vió obligada a ceder Hong Kong y a abrir cinco puertos costeros al comercio exterior. Ello dio paso a los llamados Tratados desiguales que no sólo permitieron las ingerencias británicas en los asuntos chinos, sino también las de otras potencias como Francia y Estados Unidos. Más tárde, en 1860, por el Tratado de Tient-Sin, el gran imperio asiático hubo de transigir en la apertura de otros once puertos.
Mediterráneo
En el controló una serie de colonias que jalonaban el camino hacia la India una vez abierto el Canal de Suez. Desde Gibraltar se sucedieron Malta y Suez. Pronto intervino en Egipto que aunque conservó nominalmente su independencia en realidad fue controlado por franceses y británicos.
Inauguración del canal. Ampliar imagen
Inauguracion del canal
Inauguración del canal. Ampliar imagen
Inauguración del canal
Navegación por el canal. Ampliar imagen
Navegación por el canal
África
En África avanzó desde el sur (El Cabo) intentando enlazar con el Sudán. Cecil Rhodes se anexionó los territorios que llevan su nombre (Rodesia), hoy repartidos entre Zimbabwe y Zambia.
En esta progresión hacia el norte chocará con los bóers, pobladores de origen holandés establecidos en Transvaal y Orange así con la población zulú a la que venció en 1879. Con esta conquista impidió que Portugal pudiera progresar de Oeste a Este y unir sus colonias de Angola y Mozambique.
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Soldados bóers
Esta expansión se completó con la incorporación de Nigeria, parte de Somalia (1884), Kenia y Uganda.
Caricatura de Cecil Rhodes expresando su deseo de unir de norte a sur el continente africano bajo el dominio británico. Ampliar imagen
Caricatura de C. Rhodes
En el control del valle del Nilo chocó contra la otra gran potencia imperialista de África: Francia. Una vez alejado el peligro de una guerra entre ambas potencias tras el " incidente de Fachoda" (en Sudán), el Imperio Británico se adueño de una de las áreas más ricas de África: el sur, pródigo en oro y diamantes; y el valle del Nilo (Egipto y Sudán), con sus fértiles cultivos de algodón. Su control le permitió además proteger las principales rutas que conducían a la India.
Oceanía
Nueva Zelanda fue convertida en colonia británica en 1841 quedando su población indígena, los maoríes, bajo la soberanía de la metrópoli. Australia fue utilizada durante gran parte del siglo XIX como prisión donde eran destinados determinados convictos.
Maoríes trabajando el lino. Hacia 1880. Ampliar imagen
Maoríes trabajando el lino
Estos dominios se completaron con algunos archipiélagos del Pacífico. La penetración europea se realizó siguiendo las pautas de formación de colonias de poblamiento que sirvieron de drenaje a los excedentes demográficos británicos y del norte de Europa, provocando en muchos casos la casi total desaparición de las poblaciones indígenas.
América
Canadá redondeó este imperio universal. Fue convertida en dominio en 1867 siéndole otorgado un amplio grado de autonomía. Honduras, Jamaica o Guayana constituyeron asimismo posesiones británicas.
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Caricatura del Imperio Británico

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