Las revoluciones políticas y el proceso de industrialización fueron resquebrajando la sociedad estamental, que terminó siendo reemplazada por la "sociedad de clases". Frente a los privilegios del Antiguo Régimen, la nueva realidad se fundamentó en la igualdad jurídica ("Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano", 1789) y la libertad de los individuos ante a la ley.
Los privilegiados de la vieja sociedad feudal fueron desplazados o se fusionaron con la nueva clase dominante, la burguesía, al tiempo que la industrialización hizo crecer a su directo antagonista, el proletariado. A lo largo del siglo XIX la clase obrera protagonizó reivindicaciones y movilizaciones que se desarrollaron en un escenario esencialmente urbano. El campesinado, un colectivo menos dinámico, continuó supeditado a los grandes propietarios, aunque desvinculado legalmente de ellos.
La sociedad de clases, más abierta y permeable que la estametal, concedía mayor grado de libertad a los individuos, pero al tiempo que mantenía profundas desigualdades, cimentadas no sobre la ley o la tradición, sino sobre la riqueza y la propiedad.En la sociedad capitalista se aprecian los siguientes grupos:
LA ANTIGUA ARISTOCRACIA
Las viejas clases dominantes del Antiguo Régimen (fundamentalmente la nobleza) perdieron gran parte de su influencia a lo largo del siglo XIX. Abolidos sus privilegios legales tras las revoluciones burguesas, conservaron no obstante, gran parte de su poder económico, cimentado esencialmente en la propiedad de la tierra.
Progresivamente fueron integrándose en el mundo de los negocios bancarios y comerciales, entroncándose vía matrimonial con la pujante burguesía. Su prestigio social siguió intacto y, en cierto modo, continuaron jugando un papel relevante en la administración, la diplomacia, el ejército y la política (Se concedieron nuevos títulos de nobleza). En el Mediterráneo (España) y Europa Oriental (Rusia) su papel fue aún más significativo, dado el considerable retraso que esas áreas tenían frente o a otras más modernas.En Inglaterra la gran aristocracia (los lores) dominó la Cámara Alta y destacó en los más elevados puestos del ejército, el gobierno y la diplomacia.En la Alemania prusiana los terratenientes nobles (los junkers) controlaron el ejército, el gobierno y gran parte del mundo de la economía.
En conclusión, durante gran parte del siglo XIX formar parte de la aristocracia siguió siendo la principal y mejor forma de adquirir prestigio social.
LA BURGUESÍA
El término burguesía fue empleado en la Edad Media para designar al grupo social compuesto esencialmente por comerciantes, artesanos libres y personas no sometidas a la jurisdicción señorial que vivía en las ciudades. En la actualidad es utilizado coloquialmente para designar a la clase social integrada por quienes disfrutan de una acomodada situación económica.En el siglo XIX la industrialización y las revoluciones liberales le otorgaron el poder económico y político. Los revolucionarios socialistas y anarquistas consideraban a la burguesía la clase que, frente al proletariado (los obreros), ostentaba la propiedad de los medios de producción (capital dinerario, máquinas, materias primas, las fábricas, inmuebles urbanos, tierras, etc).
Sin embargo, la burguesía decimonónica en cuanto que clase social, era muy heterogénea y en su seno podían distinguirse la alta burguesía, la burguesía media y la baja burguesía.
EL PROLETARIADO
El término proletariado designa a la clase social constituída por proletarios. En la antigua Roma la componían los ciudadanos pobres que únicamente con su prole podían servir al Estado. Más tarde aludió a quienes carecían de bienes y eran contabilizados en las listas vecinales únicamente por su persona y prole (sus hijos o descendencia). El término proletario se identifica, pues, con la clase obrera. Los miembros del proletariado en el siglo XIX poseían características comunes:
Estaban concentrados en las ciudades, donde se ubicaban las industrias, diferenciándose claramente de los trabajadores agrarios por su forma de vida e intereses. Padecían duras condiciones de trabajo (larga jornada laboral, falta de higiene) e inseguridad (paro, inexistencia de seguro médico, de desempleo o jubilación). La concienciación de su precaria situación los condujo a la protesta y la reivindicación organizadas, pero también a la alienación y la desesperanza: algunos se sumieron en el alcoholismo, el juego o la delincuencia. Al carecer de propiedades, se veían obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario.
Pero también tenían diferencias:
Unos pertenecían a la industria fabril (en alza frente a la artesanal) y su número no dejó de crecer. Su escasa cualificación los hizo fácilmente intercambiables en las diversas tareas de producción.
Otros trabajaban en el sector servicios (doméstico, vendedores ambulantes, etc.).
Abundaban los niños y la mujeres, peor considerados y remunerados que los adultos varones. Persistíeron los viejos oficios artesanos, en retroceso con respecto a la industria moderna: zapateros, sastres, herreros, etc. A menudo eran los trabajadores con un mayor grado de especialización y formación, de sus filas surgieron las primeras protestas y reivindicaciones obreras.
EL CAMPESINADO
Durante el siglo XIX las estructuras agrarias se mantuvieron con fuerza a pesar del proceso de urbanización. Los campesinos siguieron constituyendo la mayor parte de la población. Continuaron inmersos en la tradición, el inmovilismo, las creencias religiosas y el rechazo a las nuevas ideas políticas, ya fuese el liberalismo o el socialismo. También se resistieron a las nuevas prácticas económicas.
Eso sin embargo, no impidió su asimilación a las nuevas formas capitalistas de producción y su conversión en obreros asalariados rurales. Desaparecieron los vínculos legales que los había atado a sus señores (servidumbre), algo que aconteció en algunos países muy tardíamente (1861 en Rusia).
Sus condiciones de vida no mejoraron y generaron un constante flujo migratorio a las ciudades industriales, donde fueron transformados en mano de obra sin cualificar, mal remunerados y víctimas del hacinamiento urbanístico. En algunos casos esa emigración se hizo hacia países extranjeros y constituyó un acontecimiento masivo, como el protagonizado por los irlandeses hacia Inglaterra y Estados Unidos (que se prolongó hasta bien entrado el siglo XX) o los polacos que viajaron a Alemania.
IDEOLOGÍAS DEL MOVIMIENTO OBRERO
Las nuevas circunstancias económicas y sociales del capitalismo propiciaron el nacimiento de ideologías y movimientos protagonizados por la clase obrera.A lo largo del siglo XIX se fueron gestando reflexiones intelectuales que ponían en evidencia y criticaban las contradicciones del proceso de industrialización y las injusticias inherentes al capitalismo. Surgieron iniciativas reivindicando el igualitarismo y la solidaridad, ideas que se englobaron bajo el amplio epígrafe de "Socialismo", en cuyo seno pueden distinguirse tres amplias corrientes: el Socialismo Utópico, el Socialismo Científico y el anarquismo.
Socialismo utópico
El término socialismo utópico fue acuñado en 1839 por Louis Blanqui, aunque alcanzó notoriedad tras el empleo que de él hicieron Marx y Engels en su "Manifiesto Comunista". Éstos consideraban que los pensadores utópicos, aunque bienintencionados, pecaban de idealismo e ingenuidad. Para impedir ser confundidos con ellos, etiquetaron su propia teoría con el calificativo de "científico".
La expresión "utopía" significa plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable ya desde el mismo momento de su formulación. Proviene de "Utopía", obra escrita por Tomás Moro, intelectual, político y humanista inglés (S. XV-XVI). En ella teorizaba acerca de una isla de ese nombre que era ideal y perfecta.
Cronológicamente las ideas del socialismo utópico alcanzaron su madurez en el período comprendido entre 1815 y 1848 (fecha de publicación del Manifiesto Comunista). Los socialistas utópicos formaron un grupo de pensadores heterogéno. Sin embargo tuvieron en común una serie de rasgos, en gran medida influidos por las ideas de Rousseau:
-La importancia de la naturaleza estaba muy presente en sus ideales, aunque ello no fue obstáculo para que fuesen favorables a la industrialización y el maquinismo.
-Dedicaron sus esfuerzos a la creación de una sociedad ideal y perfecta, en la que el ser humano se relacionase en paz, armonía e igualdad.
-Sus metas habrían de alcanzarse mediante la simple voluntad de los hombres, es decir, pacíficamente, de ahí que sus seguidores se opusieran a las revoluciones y a acciones como la huelga.
-Pusieron al descubierto y denunciaron los perniciosos efectos del capitalismo, pero no investigaron sobre sus causas profundas.
-Con el fin de paliar las injusticias y desigualdades emprendieron diversos planes, en los que primaron la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal.
Pensadores utópicos.Destacaron los siguientes:
Robert Owen
Fue un empresario, fabricante de hilaturas de algodón. En su fábrica escocesa de New Lanark puso en práctica una serie de medidas que mejoraron significativamente las condiciones de vida de sus obreros, tales como la reducción de la jornada de trabajo, salarios más dígnos, educación infantil, etc.El éxito lo animó a crear en USA una comunidad ideal, New Harmony, que sin embargo constituyó un fracaso. Su pensamiento y praxis influyeron de forma relevante en el cooperativismo.
El conde de Saint-Simon
De origen aristocrático, pensaba que el progreso humano se obtiene mediante el desarrollo económico. La industria habría de recibir un nuevo impulso para evitar enfrentamientos entre los hombres.Según Saint-Simon la sociedad debería ser regida por una élite de intelectuales, científicos y sabios, era partidario de una "tecnocracia" que garantizase el desarrollo de las clases más humildes. Para ello sería necesaria una trasferencia de poder desde los sectores "ociosos" de la sociedad (Ejército, Iglesia y Nobleza) a los "productores" (industriales y campesinos).
Charles Fourier
Le preocupaba la explotación, la miseria y la monotonía laboral que aquejaba a la clase obrera. Trató de paliarlas a través de la creación de colectividades voluntarias denominadas "falansterios".Estas comunidades se constituyeron en centro de actividades agrícolas, industriales y contaron con administración, distribución y consumo propios. Sus discípulos fundaron falansterios en México, Estados Unidos y otros países. Fue defensor de la igualdad entre hombres y mujeres.
Otras figuras destacadas del socialismo utópico fueron el ya mencionado Blanqui, que formuló una teoría sobre la dictadura del proletarido, y Louis Blanc, partidario de la acción del Estado como forma de mitigar las desigualdades sociales. Tras la Revolución de 1848 en Francia, siendo ministro de Trabajo de la IIª República, auspició la creación de los Talleres Nacionales, con el objetivo de mitigar el desorbitado paro obrero generado por la crisis económica.
Socialismo y Anarquismo
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Socialismo científico o marxismo
Partiendo del estudio histórico sobre la transición de unas sociedades a otras, Carlos Marx y su colaborador y amigo Federico Engels realizaron un análisis de la sociedad capitalista, indagando en sus contradicciones y planteando los medios para su destrucción.
El marxismo se alejaba de los postulados teóricos, reformistas, idealistas y supuestamente irrealizables del socialismo utópico.
La Revolución de 1848 constituyó un momento clave en el desarrollo de esta nueva corriente socialista pues, una vez frustrada, el marxismo reemplazó al socialismo utópico como corriente ideológica obrerista dominante, erigiéndose en motor y referente de buena parte de los movimientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX y XX. Fue precisamente en 1848 cuando se publicó el "Manifiesto comunista”, la obra más conocida del marxismo.El socialismo científico o marxismo presenta influencias de corrientes anteriores, destacando las que proceden de la filosofía alemana hegeliana (materialismo dialéctico), la del ideario de revolucionarios como Babeuf y la de activistas obreros como Blanqui.
En sus escritos "Tesis sobre Feuerbach" (1845), "Miseria de la Filosofía" (1847), el ya aludido "Manifiesto Comunista" y sobre todo "El Capital", Marx y Engels desarrollaron una teoría en la que destacan los siguientes aspectos:
-El materialismo histórico. Para el marxismo, son las circunstancias materiales y no las ideas o la voluntad de los hombres las que determinan los hechos históricos. En tal sentido, diferencia entre infraestructura (la economía) y superestructura (la organización del Estado, los aspectos políticos, jurídicos, ideológicos, el pensamiento filosófico, las creencias religiosas, la producción artística, las costumbres, etc).
Entre ambas instancias existe una estrecha relación dialéctica. La infraestructura económica constituye la base de la historia y genera unas determinadas relaciones de producción. Las variaciones en la infraestructura provocan a su vez cambios en la superestructura, pero no de forma mecánica automática, sino que cada instancia ejerce una peculiar influencia sobre la otra. A largo plazo, sin embargo, el papel determinante corresponderá a la infraestructura.
Esta dinámica hay que situarla en el influjo que ejerce sobre el marxismo la teoría del proceso dialéctico de Hegel. Según este filósofio cada hecho o circunstancia (tesis) lleva en su seno su propia contradicción (antítesis). De la pugna entre ambas surge una nueva realidad (síntesis) que implica la superación de las anteriores y que a su vez se transforma en una nueva tesis.
La humanidad ha pasado por varios estadios con diferentes estructuras y sus propias contradicciones: sociedad comunitario-tribal, esclavista, feudal y capitalista. En ésta última la burguesía ha creado unas condiciones (económicas, legales, unos modos de vida y hasta la religión) que le permiten prosperar material y socialmente, pero a costa del proletariado. Del mayor o menor desarrollo del movimiento obrero depende que la clase trabajadora reconozca cuáles son realmente sus intereses y luche por ellos a través de la acción revolucionaria.
- La acumulación del capital. La intensificación de la explotación de los obreros (aumento del ritmo de trabajo, empleo de mano de obra infantil, jornada laboral abusiva, etc.), permiten al capitalista incrementar sus beneficios. Sin embargo, las ganancias se concentran en cada vez menor número de empresarios debido a que una parte de éstos -los menos competitivos- van desapareciendo y engrosando las filas de los desposeídos, el proletariado.
-La plusvalía.Podría definirse como la diferencia entre la riqueza producida por el trabajo del obrero y el salario que éste recibe del patrono. Esa remuneración sirve para hacer frente a los gastos de alimentación, vestido y el alojamiento que necesita para subsistir y seguir trabajando pero no satisface el total del valor del trabajo desarrollado. Este hecho conlleva el enriquecimiento del capitalista, producto de la apropiación de parte la actividad realizada. La plusvalía sería por tanto, la parte del trabajo que el empresario deja de satisfacer al trabajador.
-La lucha de clases.Las clases sociales para el marxismo están definidas por las relaciones de producción, es decir, por la forma en que los hombres producen mercancías. En el seno de las relaciones de producción, el papel que ocupa cada individuo está determinado por la división del trabajo, es decir, aquellos que desarrollan una misma actividad -y por tanto están sometidos a unas idénticas condiciones- conforman una clase social. Las clases sociales vienen determinadas por el lugar que ocupan en el proceso de producción de la riqueza. Unos la producen y otros se apropian de una porción de la misma. De esa relación no cabe esperar sino el antagonismo y la hostilidad entre explotados y explotadores.La revolución tendrá como objetivo conseguir una sociedad perfecta donde no existan ni explotadores ni explotados. Para ello será imprescindible la abolición de la propiedad privada, es decir, la socialización los medios de producción, evitando la mera sustitución de los antiguos propietarios por otros nuevos.
-La dictadura del proletariado.Una vez que la clase obrera haya tomado conciencia de la explotación y opresión sufre, se organizará en torno a partidos de carácter revolucionario, siendo dirigida por una vanguardia especialmente capacitada y activa, empeñada en planificar la destrucción del sistema capitalista.Esa acción que no debería circunscribirse a un solo país ya que, siendo las condiciones y los intereses de la clase trabajadora idénticos en todo el mundo capitalista, habría de concertarse con un caracter internacional.
A través de la acción revolucionaria los obreros deben derribar el gobierno de la burguesía y sustituirlo por uno de carácter obrero. Eso puede requerir el uso de la violencia, pues los trabajadores se encontrarán con la oposición de la clase dominante.
-La sociedad sin clases.Una vez consolidado el nuevo Estado, el peso de éste tenderá a disminuir hasta desaparecer, pues al haber desaparecido las amenazas que pesaban sobre él, el aparato coercitivo dejará de tener sentido y cada individuo trabajará voluntariamente en beneficio de la comunidad.Las relaciones de producción se habrán transformado y los medios de producción no estarán concentrados en manos de una minoría, sino que serán colectivos. Por lo tanto, ya no habrá ni opresores ni oprimidos, tan sólo una clase social, la trabajadora. En su seno regirá la solidaridad y la armonía entre hombre y trabajo, éste ya no será fuente de sufrimiento y alienación. Se disiparán asimismo las diferencias entre agro y ciudad, entre trabajo manual e intelectual. En suma, se habrá alcanzado una suerte de paraíso en la tierra, el de la sociedad comunista.
El Anarquismo.
El término anarquismo es de origen griego y significa “sin autoridad ni poder”. Esta ideología, junto con el marxismo, constituye una de las corrientes del “socialismo”. Ambas, anarquismo y marxismo, coinciden en la crítica al capitalismo y en la necesidad de su eliminación, pero difieren radicalmente en cuanto a los métodos para conseguirlo. De hecho, a lo largo del siglo XIX ambos pensamientos se fueron alejando progresivamente, hasta convertirse en irreconciliables antagonistas.
El anarquismo estuvo muy influido por la idea roussoniana de que el individuo es bueno por naturaleza y es la sociedad (o el Estado y sus instituciones) quien destruye su felicidad.Alcanzó su máxima influencia en el seno de sociedades escasamente industrializadas -España, Italia y Rusia-, en tanto que en países más avanzados tuvo mayor peso el marxismo. En España el anarcosindicalismo se materializó en la creación de organizaciones como la CNT (Confederación General del Trabajo) que jugaron un importante papel en el primer tercio del siglo XX.
Algunos sectores del anarquismo preconizaron la acción radical y violenta. Ello se concretó en atentados terroristas que reputaron esta corriente de agresiva y salvaje.
La teoría anarquista
El pensamiento anarquista no es uniforme, sin embargo, sus defensores comparten algunas ideas afines: El rechazo de cualquier tipo de autoridad -en especial la del Estado- y el repudio a cualquier forma de organización, sea de carácter partidista, administrativa o religiosa. Junto al rechazo a la autoridad preconiza la libertad individual.
ara los anarquistas el Estado capitalista constituye una estructura que posibilita la explotación de la clase obrera y por ello debe ser destruido. Rechaza tanto el juego político como la organización de partidos. El medio fundamental para eliminar al Estado es la huelga general, que permite arruinar a la burguesía.
La organización social ha de estructurarse de abajo arriba, partiendo de pequeñas comunidades autosuficientes y por libre decisión de sus miembros, expresada a través del sufragio universal, nunca por imposición.La abolición de la propiedad, ya que ésta es considerada como un robo cuando se consigue sin trabajo. El derecho a la herencia (origen del status social) ha de eliminarse y sustituirse por la colectivización de los bienes.La importancia de la educación. El hombre solo será libre cuando sea capaz de pensar por sí mismo y el mejor medio para conseguirlo es una esmerada instrucción.
Tres figuras destacan en el pensamiento anarquista:
Pierre Joseph Proudhon
Su influencia se dejó sentir hasta la década de los años 60 del siglo XIX, a partir de la cual alcanzaron más relevancia las ideas de Bakunin y Kropotkin. Aunque muy relacionado con el grupo de los socialistas utópicos, de quien fue contemporáneo, se le considera el fundador del anarquismo; sus escritos son posteriores a 1848.
Criticó el juego parlamentario, sosteniendo que el sufragio universal es fácilmente manejable por la propaganda de los partidos burgueses.
Frente al Estado y la Ley preconizó la asociación de pequeños productores autónomos reunidos políticamente en una federación de comunas socialmente articuladas en torno al mutualismo y el cooperativismo. Confió en la vía pacífica y en la ayuda mutua como formas de conseguir la liberación del hombre, siendo ajeno a los anarquistas que alentaron el uso de la violencia.
Bakunin (1814-1876)
Fue el primer teórico anarquista en presentar su pensamiento de una manera sistemática.Propuso la colectivización (“anarco-colectivismo”) de los medios de producción (capital, tierra, industrias, etc), pero no así de los frutos que se obtienen de ellos. En esto difería de la postura más radical de Kropotkin quien sostenía que dichos frutos también debían ser de propiedad colectiva.
Según Bakunin, el Estado y otras instituciones como la Iglesia y el Ejército han de ser reemplazados por una federación de comunas creadas de forma espontánea. Minimizó el papel de los partidos políticos revolucionarios como instrumento de transformación social e igualmente rechazó el juego político parlamentario.
Kropotkin (1842-1921)
Aristócrata ruso antizarista, estuvo muy influido por las ideas de Bakunin a quien apoyó en la Primera Internacional frente a Marx. Abogó por una sociedad sin Estado, donde el trabajo intelectual y manual no estuviesen separados y los hombres practicaran el apoyo mutuo, la libertad, la solidaridad y la justicia.Kropotkin alentó la acción de los obreros por la vía sindical, no política, siendo representante del denominado “anarcosindicalismo”.Como instrumento indispensable para cambiar la sociedad propuso la educación, aunque también ponderó la violencia para conseguirlo.
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