Sus rasgos estrictamente políticos son:
- La defensa de las libertades y los derechos individuales de pensamiento, conciencia y asociación.
- La igualdad jurídica de todos los ciudadanos ante la ley.
- La soberanía nacional por la cual el poder reside en el pueblo y no en el monarca, tal y como el legitimismo de la Restauración sostenía.
- El control de la gestión publica a través de la publicidad y la libertad de prensa y opinión.
- La ordenación del régimen político mediante una Ley Fundamental o Constitución que estuviese por encima del rey y encarnase la soberanía nacional.
El liberalismo significó
- Un profundo cambio social que garantizó el poder de la burguesía y la instauración de un orden clasista basado en la riqueza y no en los privilegios. Ese dominio se sustentó inicialmente en el ejercicio del sufragio censitario, pero éste quedó superado a raíz de las revoluciones de 1848 y fue sustituido por otro más amplio, de carácter universal.
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