domingo, 4 de agosto de 2013

Villanueva de los infantes

Iglesia de San Andrés, en la Plaza Mayor
  Villanueva de los Infantes es una bella ciudad capital de la comarca del Campo de Montiel.  Insigne lugar de cuyo nombre no quiero olvidarme. Dicen que es el "lugar" en el que vivía el caballero de la triste figura, es decir, Don Quijote, la célebre obra literaria de Miguel de Cervantes. Hay constancia de que Cervantes estuvo en Villanueva. En su calle existe todavía una casona antigua conocida como la casa del Caballero del  Verde Gabán, personaje que aparece en el Quijote y que condujo hasta su humilde morada a Don Alonso de Quijano.
  
Las calles bellas atenúan su calor con toldos que cruzan de casa a casa





Casa de Don Manolito
 No en vano un estudio cocienzudo de la Universidad Complutense que algunos no se cansan de rebatir, situa a Villanueva como el corazón de El Quijote. Hasta una placa así lo reconoce. Pero quizás lo que más impresiona de la bella población manchega sea su arquitectura. El casco antiguo, que prácticamente abarca todo el conjunto urbano, esta plagado de bellas portadas blasonadas, de noble alcurnia y bastante bien conservadas. Es una ciudad antigua, repleta de casas-palacio reforzadas de sillería de piedra que adquiere una preciosa tonalidad rojiza en los atardeceres de fuego estival. La iglesia de San Andrés no se podía visitar porque está en una situación calamitosa, con desprendimientos en su fachada. Falta financiación, me comentan. Pero ello no es óbice para dejar de vivir esta magnífica población.

    La Plaza Mayor, la Alhóndiga, la casa del arco, la de Santo Tomás, la del Verde Gabán o la casa palacio de los Ballestero, ,la casa palacio de Don Manolito, actual hogar del pensionista, son testigos de un brillante y señorial pasado que es imprescindible aprehender, es una necesidad intrínseca para cualquier persona con una mínima sensibilidad histórico-cultural. 

 Sistema de tardanzas cervantinas, en la iglesia-auditorio municipal
   
    Aquí se formó Santo Tomás de Villanueva, pasearon por sus calles Cervantes o Lope de Vega y vino a morir el genial Francisco de Quevedo, en el convento de los Dominicos, digno lugar de obligada visita y que emociona y pone los pelos de punta al pensar que estamos en el mismo lugar donde falleció, en una pequeña celda. No quiero dejar de señalar el magnífico conjunto del santuario de Nuestra Señora de la Antigua, con su esbelto y gigante patio porticado, recientemente restaurado. Cerca de él encontramos las ruínas arqueológicas de Jamila, que bien merecerían un mayor cuidado por parte de las autoridades.


La plaza mayor al atardecer cuando, como lagartijas, salen los más ancianos a los bancos de piedra
   





 
Fachada oeste de San Andrés
  Pero al margen de estos problemas es una ciudad que merece la pena ser visitada y vivida.  Tiene Villanueva bellas y acogedoras posadas, en especial la maravillosa casa que alberga La Morada de Juan Vargas, en la confluencia de la Calle Cervantes con la soberbia Plaza Mayor. Buena morada, magníficamente restaurada y con un servicio y atención sencillamente extraordinario. Gracias encarecidas a Amparo, digna ama de una casa inolvidable que todos los días nos hacía una explícita ruta turística, siempr con mucho fuste y rigor, casi tanto como el calor herrumboso que exudaban los campos de montiel.



Santuario de La Antigua

2 comentarios:

Arantxa dijo...

Me alegra ver que al final os habéis conseguido "administrar" y disfrutar de esa merecida escapada, siguiendo la ruta manchega de Don Quijote. Un bonito viaje.

Luis Pueyo dijo...

Si, es maravilloso descubrir cuánta historia contiene este país, cuantos castillos, palacetes y ciudades, villas y lugares bellísimos. Una pasada, además sin planificar mucho, con mucha ayuda generosa por el camino. Solo falló el calor, asfixiante, redimido en Ruidera, en la laguna Salvadora, bello y concurrido lugar.