lunes, 26 de agosto de 2013

SOCIALISMO UTÓPICO EN ALICANTE: COLONIA SANTA EULALIA

 La Colonia hace años porque muchos edificios han perdido hasta su cubierta



Existe en la Provincia de Alicante, dentro del término de la localidad de Sax y muy cerca del de Villena, lindando con su término municipal, un pequeño pueblo circundado no muy de lejos por el río Vinalopó y que está en casi total ruina y abandono.  Se trata de  la Colonia de Santa Eulalia. Este poblado constituye uno de los mejores ejemplos de colonia de obreros autosuficiente que se trató de implantar en el siglo XIX en Gran Bretaña dentro del modelo de colonias para obreros que debían ser el paraíso en la tierra dentro de esa ideología que fue el socialismo utópico




Algunas de las viviendas de obreros que persisten
    Dentro de este modelo surgieron los falansterios, pueblos autosuficientes donde la propiedad privada desaparecería en propiedad comunal y las personas se liberarían del yugo del vil capitalismo que había degradado a condición de esclavos a millones de empleados en las fábricas de la Revolución Industrial

   Era una utopía que se puso en marcha, teorizada por el Francés Fourier basada en el capital, el talento y el trabajo que formaría un modelo económico-social mucho más rentable que las industrias al uso y donde el individuo sería completamente libre  y viviría en armonía con el resto de personas y con el medio ambiente. Estas teorías serían antecedentes de movimientos del siglo XX como el Hippy o las comunas anarquistas.

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Robert Owen
 Robert Owen trató también de reformar el modelo de trabajo de la industialización introduciendo medidas beneficiosas para los obreros. Dentro de su plan estaba la creación de granjas cooperativas dedicadas al desarrollo agrícola como forma de regeneración y cambio social. Se crearían así unas pequeñas comunidades agrarias que reeducarían al ser humano, llevándolo a un nivel cultural y moral superior. Owen impulsó la creación de comunidades agrícolas donde no existía la propiedad privada supeditando la agricultura al trabajo industrial. En 1832 ya existían unas 500 cooperativas que englobaban a 20.000 trabajadores. Owen centró todas sus energías en defender los intereses de los trabajadores, y se vinculó con el Movimiento Obrero Británico a pesar de que era empresario.


Fábrica de Alcoholes
   
La Colonia de Santa Eulalia es interesante porque implicó la construcción y planeamiento, en la provincia de Alicante a finales del siglo XIX de un modelo que guardaba ciertas similitudes con el Socialismo Utópico. Fue fundada por el conde Antonio de Padúa y Saavedra, conde de Alcudia y su esposa María Avial Peñas, vizcondesa de Alcira, como una finca agrícola y llegó a ser casi autosuficiente.  Fue posible a raíz de una ley de 1868 y comenzó su construcción a partir de finales del XIX acogiendo a obreros y labradores que con  sus familias decidieron instalarse en este nuevo enclave.


Palacio y Fábrica de Alcoholes, en total ruína.
 Como decimos la fundación de esta colonia industrial no puede negar la influencia del socialismo utópico. El modelo de Santa Eulalia está tomado de otras colonias existentes por entonces en Cataluña. Su fin declarado era el cultivo, recolección y elaboración de productos agrícolas. No obstante hay que remarcar que fue creada por una aristocracia terrateniente, cercana a la burguesía liberal. Allí se aglutinan elementos de apego a la posesión y explotación de la tierra (fisiocracia) como símbolo de status social elevado, paternalismo filantrópico de corte católico, idealización del medio natural basado en Rousseau y la concepción del trabajo en el campo y la industria como elementos reformadores, educadores, moralizantes y rentables económicamente. Su plasmación arquitectónica debe mostrar a habitantes y visitantes un reflejo del nivel de prosperidad de la explotación, cimentada ideológicamente en la búsqueda de la higiene y la belleza, cuya máxima expresión sería el palacio, de aire modernista, fruto de la época,  comenzado a construir en 1898.

 Todo el conjunto arquitectónico es muy interesante y se compone, en un estado deplorable de ruina, de las casas de los trabajadores, una enorme fábrica de harinas y otra de alcohol ( hubo almazaras y hasta se llegó a comercializar vino) , el magnífico palacio de los condes ya mencionado, un teatro art-decó en donde actuaron las mejores compañías de Zarzuela del país, un economato, un casino ( el casinete), hospedería, estación de ferrocarril y diversas dependencias entre las que se encuentran bodegas, almacenes y almazaras. Todo ello articulado entorno a dos plazas cuadrangulares. En la plaza principal se encuentra la ermita de Santa Eulalia.


Palacio de los Condes. Fachada principal 
   La colonia funcionó económicamente bien hasta la segunda década del siglo XX entrando paulatinamente en una lenta decadencia acelerada durante la Guerra Civil. El posterior abandono de tierras de labor e industrias  llevó al despoblamiento, abandono y actual estado de ruína de los principales edificios, algunos al borde de su desaparición, como el teatro, la fábrica de alcohol y harinas y el palacio de los condes.  Como curiosidad señalar que en 1937, en plena guerra civil, perdió su nombre de referencias religiosas para denominarse Colonia de Lina Odena, líder de las juventudes comunistas y heroica miliciana en la Guerra.


Fábrica de Harinas
Resulta paradójico que los principales monumentos históricos estén destartalados, en ruína vergonzosa por su valor patrimonial y hayan viviendas restauradas, algunas, nos cuenta un socarrón vecino, adquiridas por precios irrisorios y sin escrituras de propiedad. Desconozco si la propiedad pertenece al Ayuntamiento de Sax, a cuyo término pertenece, si son los responsables del abandono o bien si es la Generalitat la que ha hecho mutis por el foro  no reconociendo su importancia pero resulta triste y descorazonador que un patrimonio tan bello, tan valioso, se deje destruirse sin nisiquiera apuntalar o tratar de dignificar un conjunto arquitectónico único en la Comunidad Valenciana. Eso sí, para rodar un culebrón de Canal 9 si que utilizaron la Colonia a sus anchas para recrear un pueblo de época.

Aspecto destrozado del Teatro

Fuentes:
  • Elaboración propia
  • www.wikipedia.com
  • www.coloniasantaeulalia.com

domingo, 4 de agosto de 2013

Villanueva de los infantes

Iglesia de San Andrés, en la Plaza Mayor
  Villanueva de los Infantes es una bella ciudad capital de la comarca del Campo de Montiel.  Insigne lugar de cuyo nombre no quiero olvidarme. Dicen que es el "lugar" en el que vivía el caballero de la triste figura, es decir, Don Quijote, la célebre obra literaria de Miguel de Cervantes. Hay constancia de que Cervantes estuvo en Villanueva. En su calle existe todavía una casona antigua conocida como la casa del Caballero del  Verde Gabán, personaje que aparece en el Quijote y que condujo hasta su humilde morada a Don Alonso de Quijano.
  
Las calles bellas atenúan su calor con toldos que cruzan de casa a casa





Casa de Don Manolito
 No en vano un estudio cocienzudo de la Universidad Complutense que algunos no se cansan de rebatir, situa a Villanueva como el corazón de El Quijote. Hasta una placa así lo reconoce. Pero quizás lo que más impresiona de la bella población manchega sea su arquitectura. El casco antiguo, que prácticamente abarca todo el conjunto urbano, esta plagado de bellas portadas blasonadas, de noble alcurnia y bastante bien conservadas. Es una ciudad antigua, repleta de casas-palacio reforzadas de sillería de piedra que adquiere una preciosa tonalidad rojiza en los atardeceres de fuego estival. La iglesia de San Andrés no se podía visitar porque está en una situación calamitosa, con desprendimientos en su fachada. Falta financiación, me comentan. Pero ello no es óbice para dejar de vivir esta magnífica población.

    La Plaza Mayor, la Alhóndiga, la casa del arco, la de Santo Tomás, la del Verde Gabán o la casa palacio de los Ballestero, ,la casa palacio de Don Manolito, actual hogar del pensionista, son testigos de un brillante y señorial pasado que es imprescindible aprehender, es una necesidad intrínseca para cualquier persona con una mínima sensibilidad histórico-cultural. 

 Sistema de tardanzas cervantinas, en la iglesia-auditorio municipal
   
    Aquí se formó Santo Tomás de Villanueva, pasearon por sus calles Cervantes o Lope de Vega y vino a morir el genial Francisco de Quevedo, en el convento de los Dominicos, digno lugar de obligada visita y que emociona y pone los pelos de punta al pensar que estamos en el mismo lugar donde falleció, en una pequeña celda. No quiero dejar de señalar el magnífico conjunto del santuario de Nuestra Señora de la Antigua, con su esbelto y gigante patio porticado, recientemente restaurado. Cerca de él encontramos las ruínas arqueológicas de Jamila, que bien merecerían un mayor cuidado por parte de las autoridades.


La plaza mayor al atardecer cuando, como lagartijas, salen los más ancianos a los bancos de piedra
   





 
Fachada oeste de San Andrés
  Pero al margen de estos problemas es una ciudad que merece la pena ser visitada y vivida.  Tiene Villanueva bellas y acogedoras posadas, en especial la maravillosa casa que alberga La Morada de Juan Vargas, en la confluencia de la Calle Cervantes con la soberbia Plaza Mayor. Buena morada, magníficamente restaurada y con un servicio y atención sencillamente extraordinario. Gracias encarecidas a Amparo, digna ama de una casa inolvidable que todos los días nos hacía una explícita ruta turística, siempr con mucho fuste y rigor, casi tanto como el calor herrumboso que exudaban los campos de montiel.



Santuario de La Antigua